En pocos meses cambió la forma de habitar los espacios. Resignificamos la vida cotidiana y le dimos un nuevo valor al trabajo en casa. Se redefinieron las dinámicas sociales y las prioridades cambiaron. Aún seguimos tratando de entender el futuro y de encontrar oportunidades en la incertidumbre.
El llamado esta en reformular y repensar los espacios para las nuevas dinámicas que nos vemos forzados a seguir implementando. Desde el punto del diseño y de la construcción empezamos por revisar la utilización de materiales innovadores y antibacterianos, además de la concepción de espacios adaptables. En los últimos meses la pregunta se transformó de ¿cómo vuelvo a hacer lo que hacia antes? al ¿cómo puedo adaptarme al nuevo contexto?
Apostarle a una arquitectura flexible, capaz de modificarse según las nuevas variables, personalizable y que potencie el desarrollo sostenible; son algunas de las claves más significativas para enfrentar los cambios y la evolución de las oficinas.
Tenemos que enfocarnos en enfrentar de otra manera los espacios arquitectónicos, en este caso los lugares de trabajo. Si seguimos haciendo lo mismo y repitiendo las acciones del pasado nos vamos a ver forzados, de nuevo, a enfrentarnos a la vorágine de la economía, que puede crear fisuras y dejar grandes perjudicados.
Muchos espacios de las oficinas tradicionales, durante gran parte del día, permanecen inactivos. ¿Podríamos empezar a utilizar la cocina, las salas de reuniones, los lugares de tránsito y el lobby de forma distinta? ¿Podrían estos lugares ser más productivos e incluso generarnos rentabilidad?
El reto está en saber combinar la cercanía con la lejanía, lo físico con lo digital, el trabajo en equipo, con el trabajo personal, este es un camino que los desarrolladores inmobiliarios debemos recorrer, explorar y analizar.
Nuestra naturaleza sociable y el trabajo en equipo, se constituyen en dos de las principales razones para que las oficinas no desaparezcan.
Debemos empezar a incluir factores nuevos en sus dinámicas, tal vez hasta su nombre cambie. Ya pasamos de la oficina tradicional al concepto de coworking, una evolución importante, pero… ¿Qué seguirá?